La vida del director técnico argentino Julio Zamora cambió radicalmente a partir de 5 de noviembre del 2017, luego que el club que dirigía, el Real Potosí de Bolivia, empatara un encuentro del torneo local, comenzando con dolores de cabeza que lo obligaron a internarse en una casa de salud donde su situación empeoró, sufriendo dos infartos cerebrales.
Pero lo peor vendría después. En el momento en que más ayuda necesitaba, el Real Potosí no solo se desentendió del entrenador, sino que de manera arbitraria decidió dar por terminado su contrato, dejándolo abandonado a su suerte en medio del momento crítico por el que pasaba su salud.
«La gente de Potosí se lavó las manos, desapareció, nunca más nos llamaron por teléfono ni se acercaron a la clínica a ver cómo estaba», indicó un ahora más recuperado Zamora a Infobae.
La ayuda que necesitaba, tras gastar 100 mil dólares por los tratamientos que tuvo que pasar, llegaron de su país natal, sobre todo del club donde es querido y con el que ganó un título como jugador, el Newells Old Boys, donde hicieron recolectas y lograron darle la mano que no encontró en Bolivia.
Al momento, luego de haber recuperado su motricidad y su habla, espera terminar de cancelar su deuda para poder lograr embarcarse a un tratamiento para tratar de volver a ver con normalidad, función que se vio afectada por su situación médica.
En medio de todo esto, desde Argentina, cuando aun estaba Jorge Sampaoli, desde la selección le enviaron una camiseta autografiada para que pueda subastar, la que se perdió en el camino, esperando ahora una nueva para poder con esto tratar de reunir los 2700 dólares que aun tiene que pagar.
Fuera de darse por vencido en el fútbol, Zamora espera recuperarse y seguir con la escuela de fútbol de Newells que tiene en Bolivia para tratar de buscar nuevos talentos.
