Corría el año 2000, la selección de Bélgica se quedaba afuera de la fase de grupos de la Eurocopa que ellos organizaban junto a Holanda, teniendo un pobre accionar, pero siendo el golpe que necesitaban para idear un plan que ha potenciado a este país al punto estar ahora en un momento histórico y con un rendimiento que asombra a todos.
Luego de ese fiasco, aparecería la figura de Michael Sablon, quien en el pasado fue asistente técnico en la selección de Bélgica y que ese año ideó una ruta de ejecución, que comenzó con un llamado a todos los clubes de ese país para poder obtener videos de las formativas.
En la tribuna estaba Michael Sablon, parte del Cuerpo Técnico de #BEL en 1986, 1990 y 1994. Algo sabía. Y se puso en contacto con el presidente de la Federación y un Instituto de Control de Movimiento y Neuroplasticidad, además de la Universidad de Lovaina. ¿Para qué? pic.twitter.com/nmS907y81A
— Juli Giacobbe 🇷🇺🏆 (@JuliGiacobbe) 5 de julio de 2018
Sablon analizó más de 1500 horas de encuentros de fútbol juvenil, sacando las primeras conclusiones y detectando errores en la formación y en el esquema que usaban en las formativas, comenzando a surgir tres principios para comenzar a formar de mejor manera a los jugadores.
Las bases fueron las siguientes, según información de Undergroundfootball:
– Todos los equipos que superaran la categoría cadete (entre 14 y 15 años) debían utilizar el sistema táctico 4-3-3 como base.
– Las categorías alevín (entre 10 y 11) e infantil (12 y 13) cambiaría radicalmente su reglamento, intentando potenciar la capacidad técnica de los jóvenes. En la primera, los partidos enfrentarían a equipos de cinco jugadores, mientras que en la siguiente serían de 7 vs 7.
– Se instó a las instituciones a aceptar dentro de sus filas a los hijos de extranjeros. Sablon buscó que «los niños de la calle» fueran integrados a la sociedad mediante un programa que tenía al fútbol como epicentro. Hasta antes de este proyecto, muy pocos futbolistas con orígenes en otras naciones habían logrado llegar a la Selección.
Con la unión de la Federación y el Gobierno del país, y la inversión privada de clubes que creyeron en el proyecto, el mismo arrancó, comenzando a tener resultados con jugadores que ascendían pronto a categorías superiores.
Un punto en contra que tuvo fue la exposición que tuvieron algunas figuras, que pronto comenzaron a emigrar a otras ligas, sin que, según el plan, terminaran una formación adecuada.
Casos como el de Eden Hazard, que llegó al Lile a los 14 años, y Jan Vertonghen, que con 16 años fichó por el Ajax, eran una clara muestra de aquello, lo que comenzó a contar con los primeros reveses, al tener una gama de jóvenes talentos, pero sin una experiencia en su país que le permitiera identificarse.
Pagó caro esto Bélgica, no logrando clasificar al Mundial Sudáfrica 2010 ni a la Eurocopa 2012, con lo que se vio pertinente un cambio de timonel, confiando en Marc Wilmots, quien no solo logró mejorar los resultados, sino que llevó a cuartos de final en Brasil 2014 a esta selección, misma instancia que repitió en la Eurocopa 2016.
Luego, llegó una dupla que ha logrado terminar de amalgamar las piezas de una selección que juega a una potencia increíble. A Wilmots lo sucedió el español Roberto Martínez, quien no llegó solo, contando con la ayuda de un histórico delantero como fue Thierry Henry, que trabajó especialmente con los delanteros, que mejoraron ostensiblemente.
Ahora, en un Mundial donde acaba de dar el batacazo eliminando a Brasil y clasificando a la semifinal, Bélgica se ha convertido en un fenómeno en el fútbol, que más allá de tal vez no llegar a obtener el título, ha quedado como un ejemplo de ideología y formación, que ha creado además una unión social en su país con el grito de apoyo a sus jugadores.
